Cuando montamos el estudio aprovechamos bastantes muebles que ya teníamos, pero desde el principio quedó claro que había que hacer algo con esta estantería de Ikea. Pintarla de blanco para aligerarla y crear más sensación de espacio. Ya os comente por aquí que tengo especial fascinación por las librerías, y si son en colores claros mejor que mejor.
No tengáis muy en cuenta el antes con todas las cosas por el medio. Estaba esperando a que hiciera buen tiempo para poder pintarla en la terraza, pero como estaba claro que iba a tocar vaciarla se convirtió por unas semanas en un autentico cajón de sastre…
Aunque no tengo las fotos del paso a paso os explico brevemente lo que hice. Es muy sencillito.
Como la capa de barniz estaba en buen estado, solo lijé un poco para unificar y di tres capas de pintura blanca al agua. Lo hice con rodillo (creo que queda mucho más uniforme) y lijando suavemente entre capa y capa. Al terminar, y para matar un poco el color blanco brillante, la envejecí con betún de judea. Hay muchas maneras de aplicar el betún, pero lo que yo hago normalmente es diluirlo en aguarrás y aplicarlo con un paño por toda la superficie. Luego con un pañito limpio humedecido también en aguarrás voy quitando el exceso hasta que obtengo el resultado deseado. Creo que así es muy fácil regular la intensidad.
Como veis no solo cambiamos el color. Lo bueno de vaciarla y de andar moviéndola de un sitio para otro fue que nos dimos cuenta de que cambiando la disposición ganábamos espacio extra. Con unas cuantas cajas, pusimos en orden todas las pequeñas cosas.
Lo que veis debajo de la tela, y que supongo que os estaréis preguntando que narices es ese trasto, es la batería de Carlos. Realmente creo que queda mucho mejor en la esquina, ocupa mucho menos espacio y además según dice es más cómodo de tocar.
¿Qué os parece el resultado? Yo estoy muy contenta.
Otro mueble transformado con Chalk Paint
Sin comentarios